La tradicional calaverita de azúcar se elabora con
una mezcla de azúcar caliente con un poco de limón que se funde hasta
formar una masa líquida, la cual se vacía en un molde para dar la forma
de un cráneo. Después, con azúcar glass coloreada se agregan los
detalles de forma artesanal, anillos en los ojos, espirales en la parte
superior del cráneo y una sonrisa.
Una de sus particularidades es llevar en la
parte superior el nombre de la persona a la que está destinada, ya que
es una forma de recordatorio de que lo único seguro que tiene el ser
humano es la muerte.
Actualmente, las calaveritas de azúcar
también se elaboran con amaranto o chocolate, además de que cada estado
de la República Mexicana tiene una manera distinta de hacer alfeñiques,
por ejemplo en Puebla complementan el dulce con cacahuates o pepitas, en
tanto que en Oaxaca le añaden miel en el centro, mientras que en el
Estado de México también los hacen de pasta de almendras.
Estas calaveritas no sólo sirven para
recordar a los muertos y el destino que todos compartiremos, son también
una forma de agasajar nuestro paladar y mantener una de las tradiciones
más ricas de México.